EL ABOGADO EN LA EMPRESA DEBE SER, COMO LA MEDICINA, PREVENTIVO.

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EL ABOGADO EN LA EMPRESA DEBE SER, COMO LA MEDICINA, PREVENTIVO.

Noemí Hernández Merchan.

 

No, no es ninguna broma, el empresario debe ser consciente de la necesidad de estar asesorado por un abogado desde el mismo momento en el que tiene la idea de crear su empresa o sociedad, hasta que ésta se extinga sea por la causa que sea.

Y ¿por qué el asesoramiento del abogado en cada acto de la empresa es fundamental?

Lo es no sólo para evitar problemas futuros, sino lo que quizá sea más importante, para tener perfecto conocimiento tanto del alcance real de las actividades que desarrolla la empresa y de los documentos y contratos que firma el empresario, como de las posibles consecuencias que se puedan derivar de aquellos, tanto en el caso de que la empresa cumpla con sus obligaciones y compromisos como, en el caso de que los incumpla.

En definitiva el consejo y asesoramiento del abogado es algo necesario y fundamental para el funcionamiento global de la empresa. A modo de ejemplo, podríamos destacar los siguientes escenarios:

  • El funcionamiento interno de la empresa, esto es, cuestiones estrictamente mercantiles y societarias, como lo son la convocatoria y celebración de Juntas, actas y certificaciones, adopción de acuerdos, los pactos de socios…etc.

 

  • La relación de la empresa con terceros, ya sean estos sus trabajadores, sus proveedores, sus clientes o la Administración Pública.

 

  • La evitación de litigios que suponen siempre un coste adicional de dinero y tiempo, que suele llevar aparejado además la desesperación y frustración del empresario por la falta de resultados a corto y medio plazo.

Por ello, el abogado nunca debe ser el último recurso al que acudir cuando el empresario ya no encuentra ninguna otra solución para resolver la situación; el abogado es el medio que el empresario debe utilizar para evitar que surja el problema, o en su caso, conociendo de antemano las consecuencias prepararse y utilizar los instrumentos adecuados para poder asumirlas.

Es cierto que la implementación de esta realidad precisa primero de un cambio en la mentalidad del empresario actual que debe considerar que su abogado no es un gasto, y mucho menos un gasto superfluo o innecesario, el abogado es parte de su empresa y sin duda alguna una inversión que a largo plazo va a suponer un ahorro muy importante y considerable.

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